En una de sus conferencias, Tony Robbins, nos muestra,
mediante 3 pasos, cómo tomar el control de tu vida. Enfocándonos en ello.
Se trata de desarrollar una estrategia de planificación, para maximizar los resultados de tu
vida, y maximizar tu sentimiento de logro y alegría. Ambos objetivos. Si te
fijas, sin el segundo, el primero puede caer, no sostenerse en esa vibración
que hace que las cosas sucedan. Aseguramos el tiro cuando nos implicamos y
motivamos. Para ello, se consigue mucha energía midiendo, a pequeños pasos lo
que vamos consiguiendo, a corto plazo. De esta manera se crea un circuito de
retroalimentación, en el que, los mismos avances hacen el camino más llano, es
decir, a medida que vemos resultados se nos hace menos costoso, pues entramos
en contacto con una realidad de actividad, no de miedo y su amiga la
postergación.
Para conseguirlo, hemos de cambiar nuestro enfoque; de la
pregunta “¿Qué tengo que hacer?” pasaremos a la pregunta “¿Cuál es el resultado
que quiero?” ¿Qué quiero? ¿Qué es lo más importante para mí? ¿Qué resultado
estoy comprometido a lograr?
Para que cualquier objetivo, deseo o anhelo pueda
consolidarse, es necesario potenciar nuestro valor compromiso, sin él nos alejaríamos
y crearíamos boicot interno. Dicho de otra manera, nadaríamos en contra de
nuestro fluir, de nuestra propia corriente. Aquella que, a modo de varita
mágica, facilita que las cosas sucedan como si tuviéramos un duendecillo que
nos va abriendo camino y llenando de eso que parecen “casualidades”. Todo un
complot para que suceda lo que deseamos. Básicamente, estamos enfocando nuestra
mente, por lo que lo que antes no percibíamos, ahora aparece ante nuestros
ojos. Le estamos poniendo luz. Te muestro un ejemplo que lo puede ilustrar. Cuando
oí por primera vez la palabra coaching, estaba tan entusiasmada por lo que me
agradaba lo que llevaba tras de sí, que se lo conté a mi familia y amigos. Ese mismo
día, comencé a ver la palabra coach por todas partes. Antes no lo había visto
ni oído nunca. No soy aficionada del fútbol, pero en mi hogar sí que suelen
verlo. Recuerdo que vi COACH en un cartel
y se refería a Frank Rijkaard. Al poco me fijé que estaba escrito en una
furgoneta que llevaba años por el barrio donde vivo. Mirando los escaparates de
El Corte Inglés, una marca de bolsos y zapatos también llevaba esa palabra como
marca comercial. Mi esposo me llamó que lo había oído por la radio. En un
helicóptero ondeaba una pancarta con esa palabra. Jajaja, era todo un
descubrimiento que, sin embargo llevaba ahí mucho tiempo, pero que NO HABÍA
VISTO ni oído jamás. Otro ejemplo, que he contrastado con otras personas, es
ver por todas partes, de repente, mujeres embarazadas, en el momento en que
tuve indicios de yo estarlo. Más adelante, me dijeron que podía tener gemelos
por descendencia de segunda generación y, como setas, no paraba de ver aparecer
cochecitos dobles de gemelos… seguro que algo así te habrá sucedido.
Con el sencillo cambio en la forma de hacerte la pregunta,
va a cambiar completamente cómo respondes a las cosas en tu vida, porque va a
cambiar el enfoque desde todo lo que llama tu atención, o de lo que tienes
miedo, o que pueda darte placer en el momento, a lo que es más importante para
ti.
Es importante tener en cuenta el cómo priorizamos. Ante cualquier
tipo de duda, os acompaño este fantástico vídeo de Stephen R. Covey.
Los tres pasos que definen nuestro enfoque, a tener en cuenta:
1.
No Disciplina.
Como dijo Raimon Samsó en uno de sus libros, disciplina es ser discípulo
de tu objetivo. Si no te disciplinas,
¿qué va a cambiar tu atención? Algo de lo que tememos, algo que nos produce
dolor.
2.
Placer rápido.
Un enemigo que captura nuestro enfoque
para desviarnos de la atención: algo que nos da placer. ¿Sabes qué? Estoy tan
estresado… Umm ese chocolate tiene una pinta!! O… Voy a tomar mi café allí, o
mi súper café con nata. O eso, o lo otro… y me voy a escapar durante unos
minutos. Porque el foco está en cómo sentirse bien. Cómo no sentirse
mal.
3. Interrupciones: las demandas de otra
gente. ¿De dónde vienen hoy las demandas de otras personas? ¿Sólo cara a cara?
Antes usábamos excusas. Ah! Sé que están
bajando por el ascensor así que voy por otro lado. Uy! Sé que va a comer ahora,
así que iré en otro momento. ¿Cuántas personas han jugado a este tipo de juego
en algún momento de sus vidas? “No quiero lidiar con eso ahora”, así que me
cambio de lugar, para evitar demandas del estímulo externo. Actualmente, ya no
funciona, no es suficiente. Te envían mensajes de texto, correos electrónicos,…están
por todas partes. Hay varias oportunidades para que ocurra esto, como levantar
el teléfono y llamarte. Y el teléfono está en tu bolsillo! Si no estás, te
dejan mensaje de voz. Ya tienes otro trabajo, escuchar tu buzón de voz. Piensa
en ello. Se trata de ladrones de tiempo. Así que hoy en día es muy difícil evitar las demandas. No
necesariamente hay más demandas, estamos más accesibles a ellas.
“Y si no sabes lo que quieres, y si no sabes por qué es un deber
alcanzar ese objetivo, si no tienes un plan, te puedo garantizar una cosa: vas
a formar parte de los planes de los demás. Y te preguntas por qué estás
estresado”. Tony Robbins desde Espai Coach.
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