lunes, 2 de noviembre de 2009

Instinto

Todos, venimos de serie con un instinto u otro. Desde luego el instinto de este bebé, en cuanto a talento, está bien evidente!
Desde que nacemos, estamos abiertos a un sinfín de enseñanzas, desde nuestro hogar hasta la escuela, los amigos, la TV, la sociedad... Estaréis de acuerdo que, aunque dos personas vivan en un mismo ambiente, reciban las mismas enseñanzas y compartan gustos y experiencias, siempre poseen algo que los define, que los diferencia y en lo que destacan. Se trata del instinto, de esa zona con la que nacemos y que, si no la respetamos y permitimos su desarrollo, vamos dejando de brillar, vamos desencantándonos día a día. Cuando las personas se hacen caso, y brillan, podemos ver en ellas una especie de "don", una especie de sello personal inimitable, totalmente "de autor". ¿En qué consiste hacerse caso? Me refiero a esas ocasiones en las que parece que, aunque todo lo racional te lleve a unas acciones, algo en ti te lo está revocando, algo te hace "toc-toc" y no nos apetece tenerlo en cuenta, seguimos adelante con las normas y limitaciones a las que nos hemos acostumbrado a actuar como autómatas, pues esa es la forma conocida y permitida por nosotros como menor margen de error.
Si comienzas a darte libertad, a apostar por probar qué ocurriría si..., a no ser todo tan medido, tan meticuloso, tan "seguro" (no hay nada seguro!), comenzarás a darte cuenta de que muchas cosas que te han contado, que tienes insertadas como patrones mentales de comportamiento habitual, dejan de tener peso y ser tan acertadas para tu persona, tu situación, tu nuevo deseo de continuar. Esto puede parecerse a una forma de comportamiento rebelde (adolescente), pues no está mal, pues si nos fijamos en lo que supone la adolescencia, veremos que ese salto de poner en el cesto de la compra las normas y vivencias de niño, junto con el nuevo cesto de las que se ofrecen a los adultos, es ni más ni menos que uno de los cambios más complicados que, en todas las personas adultas ha sucedido. Por lo tanto, ese crecimiento por apostar por cómo queremos ser con lo que disponemos y en lo que creemos, no ha de ser terreno exclusivo de nuestro período de adolescencia, ya vemos que podemos constantemente utilizar esa rebeldía en contra de nuestras propias creencias, para cuestionarlas y darnos una oportunidad a vivir más adecuadamente a nuestro bienestar y brillo personal. Se trata de un crecimiento consecuente a nuestras necesidades, a nuestro paso. No de andar removiendo lo que nos funciona o nos sentimos a gusto olímpicamente. Coger las riendas de nuestra vida y favorecernos. No te asustes, pues comenzarás a ver cambiar también tu entorno, los amigos seguirán firmando como tal o saldrán de tu vida...verás como con tu cambio, todo a tu alrededor cambia. Esto, las personas que han tenido hijos adolescentes y han detectado un mal ambiente en su entorno, saben de qué se trata: "Claro, en esa época estaba con malas compañías...". Ocurre que parece más fácil de solucionar con otro que no seamos nosotros mismos, pues bien que actuamos con los que queremos en aconsejar, emprender nuevas acciones,..., sin embargo hacia nosotros mismos, muchas veces esperamos tanto que el dolor y las consecuencias son enormes. Ya sabes, contra más te quieras, menos te costará tomar cartas en el asunto!.
No te olvides de pensar en ti, profundizar y hallar ese brillo, no te preocupes por el cómo, sino por el qué. El cómo vendrá acompañado, sólo has de tener fe en ti mismo, contar contigo!
Hasta pronto!


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