jueves, 26 de noviembre de 2009

Doceavo paso del Primer acuerdo


Disfruta del cielo en la tierra.
La impecabilidad de tus palabras puede conducirte a tu libertad personal, al éxito y a la abundancia. Puedes alcanzar el reino de los cielos desde esta acuerdo: sé impecable con tus palabras.
Esta es la última carta del Primer acuerdo.
Siempre que ponemos en nuestra boda la palabra cielo, es como trasladarnos a algo vello, algo agradable: "Estoy en el cielo", "Eres un cielo" "Si cierro los ojos es como si estuviera en el cielo"...
Si con pulir y fijarnos en las palabras que brotan de nuestra boca nos puede conducir, y en cierta manera ya lo hemos comprobado, (palabras de amor, de cariño, de afecto, tanto pronunciadas como recibidas) a ese estado de gratitud y templanza, por practicar que no quede. Siempre que nos ponemos con algo, este algo suele darnos pistas y diferentes visiones con las que continuar, para que ni sea esforzado ni aburrido. El ejercitar los músculos de la sonrisa puede parecer fácil a quien está acostumbrado, pero para aquella persona que no lo suele ejercer, puede que se vea rara y observada. Practicando se va dando cabida y tolerancia a nuevos aspectos que tenemos ahí escondidos y medio enterrados en capas y capas de miedos a mostrarnos. Eso que muchos dirían: estás cargada/o de tonterías. Ya ves, he puesto primero la forma femenina, porque esa frase suele ser dirigida más bien de ellos a ellas, pues ellas son las que suelen dar más vueltas a las cosas desde su pensamiento. Ellos tienen menos filtros para soltar sus pensamientos desde donde se generan hasta donde se oyen. Si de pequeños hemos tenido menos tabúes y "cállates" unos que otros, esto queda en nuestro subconsciente como una órden infranqueable que, ahora que tenemos cierta carrera en la vida podemos modificar. El expresar lo que uno piensa, desea o simplemente quiere compartir, no ha de ser vetado, siempre que lo expresemos sin ánimo de ofensa. Quizás el pensar más el cómo decirlo, se trate de esas ocasiones en las que no deseamos herir al otro por el contenido un tanto delicado. Si tenemos claro lo que queremos decir, a quién se lo hemos de decir y que el momento es el apropiado, ya tenemos garantías de que será bien recibido. Si notas un nudo en la garganta, más bien lo que vas a comunicar se trata de algo tuyo hacia los otros, no al contrario. Entonces, no te lo pienses tanto, pues será una forma de compartir algo que te pertenece y deseas escucharlo. El efecto será mayor para tí que para el que lo escuche. Muchas veces nos ocurre que pensamos que aquello que nos cuesta tanto decir es por la otra persona, sin embargo, estas ocasiones se trata de un conflicto interior nuestro que necesita salir y lo enmascaramos inconscientemente con el tema de otro. "Nuestro reflejo".
Muchos besos y hasta pronto!

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