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viernes, 5 de abril de 2013

Quejarse o moverse



Hay dichos que ya no funcionan, pues son temporales, como “la letra con sangre entra” (ahora ya sabemos que el aprendizaje está conexionando con el disfrute y la curiosidad) y otros atemporales, como “quien quiere algo, algo le cuesta”, y no me refiero en plan “palo”, sino a lo que ya cada vez se oye más, como es salir del área de confort. Aventurarse, probar. También está muy acertada para este propósito, de conseguir cambios y avances, la frase de Albert Einstein tan famosa; “No puedes solucionar un problema desde el mismo nivel de conciencia que lo creó”.
Este es el mensaje que nos trae la crisis existencial en la que nos vemos sumidos, aunque muchos sólo puedan ver la parte económica de la crisis, pues es una consecuencia de ella.
Os presento este fantástico vídeo donde se recrea estupendamente qué es el área de confort, los miedos y las oportunidades de probar y darnos permiso a realizar nuestros sueños. Mínimamente a soñar. Si soñamos, ya estamos más cerca de que suceda.

La queja no es más que un pretexto para no movernos, es como remar en contra corriente, gastamos energía y no avanzamos, incluso podemos hundirnos. Es una de las formas externas del miedo, de la parálisis, del bloqueo, del no agrado de lo que sucede. Entramos en un círculo vicioso y nos vamos dando la razón. Afrontamos las situaciones desde una parte victimista, retraída, no responsable ni activa. Mientras nos quejamos posicionamos la mente en el problema, cerramos la opción de ver soluciones, de ponernos en modo constructivo. Estamos perdiendo el tiempo en la anécdota y, muchas veces la solución es tan sencilla como un pequeño cambio de actitud. Desde el coaching, la pregunta que te activará es el “para qué”, el “porqué” sigue siendo darle vueltas al asunto con el mismo diálogo inicial. Sin embargo, con el “para qué” ya nos posicionamos en buscar soluciones.



David Bohm, físico cuántico, indica el renovar necesario para no quedarnos atascados ni estancados, como lo están muchas personas.  (Recordar cómo huele el agua encharcada, también cuando no nos gusta un asunto: esto no huele bien…).

D. Bohm, considera el pensar colectivo como un flujo. Lo representa como si fuese un arroyo continuo. “Los pensamientos son como hojas flotando en las aguas que lamen las orillas. Si recogemos las hojas y las experimentamos como pensamientos, creemos erróneamente que son nuestras porque no atinamos a ver el arroyo del pensar colectivo que las arrastra. Pero con el diálogo, podemos empezar a ver el arroyo que fluye entre las orillas”.
En Coaching & Drinks sucede este diálogo, fruto de la intervención de quienes asisten, colaboran con sus pensamientos y vivencias, y se cuestionan sus creencias limitadoras con las aportaciones de otros.

Un aliento para tus lunes

Atrévete a experimentar, sal de tu área de confort, tal vez te sorprendas de lo que más allá puedas conocer. Después de todo, la vida es para experimentar, ¿no? Siempre puedes volver a esa zona conocida y confortable, aunque ya no sea agradable, la tienes muy entrenada y conoces el camino. Ya has visto que entre el área de confort y la zona de pánico o mágica, está la de aprendizaje ¿Te lo vas a perder? Buen trayecto!

martes, 27 de noviembre de 2012

Coaching para salir de la víctima, la queja y la crítica



Aquello de lo que criticamos y, otras veces, nos sentimos criticados, suele ser el reflejo de una parte interna nuestra con la que convivimos de manera dolorosa, insatisfactoria.
Lo que nos encanta de otros y alabamos, también es parte nuestra, sin embargo es más fácil verla en otros que en nosotros mismos, cuando nuestra autoestima no está equilibrada.
La función constructiva de la crítica se halla cuando la utilizamos como información, cuando la acogemos como pistas de qué es lo que no nos gusta, en realidad, de nosotros mismos. La destructiva es el mal que podamos hacer y hacernos, al tiempo que estamos ocupando nuestra vida, nuestro tiempo, en otros, no en nosotros. De poco nos servirá luego el quejarnos del “no tiempo”, pues lo hemos regalado, sin ser conscientes, e inútilmente a otros: los criticados.
Nos quejamos para protestar de lo que no nos gusta, nos entretenemos y damos por hecho que no va con nosotros, que, aunque nos moleste, les corresponda a otros el resolverlo. Eso crea un círculo vicioso de inactividad, de bloqueo extensible a muchos de nuestros roles. Nos volvemos víctimas de las circunstancias, impotentes, siendo testigos pasivos de lo que acontece, sin “remangarnos” y hacer, aunque sea poco, pero algo al respecto. En ese mismo momento la queja deja de ahogarnos y empequeñecernos, se torna bienestar y sentirnos útiles, fieles a nuestros principios.
Ayer noche, después de la sesión de coaching grupal de Coaching & Drinks de “Los lunes mágicos”, en la que el tema principal fue “Víctima vs responsable”, tuve una sesión de coaching personal con un adolescente.
Su objetivo era encontrar una salida emocional para capturar esa alegría que le era resbaladiza: la captaba pero no sostenía. Dicho más pragmáticamente, salir del “Ni-ni”, ni trabajo ni estudio. Lleva un tiempo sumido en esa apatía y ya no le parece irreversible, tiene muchas ganas de salir de ese pozo aburrido e insulso, sin sustancia.
Hablamos y le parecía que, por una serie de circunstancias y observaciones, ya había recibido la suficiente ilusión como para salir de ese estado y entorno. Sin embargo, ahora todo eran prisas, como si chiscando los dedos fuese a realizarse algo que acababa de nacer en él.


Era espectacular todo el cúmulo de apegos y quejas que mencionaba como responsables de su andar hasta el momento actual. Que si su madre, su padre, sus maestros, compañeros de cole, hermana, abuela… Qué buen observador de todo su entorno! Era tan gráfico que la invitación más elocuente hubiera sido girar el espejo y verse reflejado como actor principal. Cómo él mismo reproducía, sin ser consciente, todo aquello de lo que exabruptaba, sin rabia, tan sólo afirmando su verdad, pues así lo vivía. Parecía una descripción de todo cuanto le desagradaba de la actitud de sus figuras de autoridad hacia la suya. Sin embargo, eso es muy difícil de aceptar, tan siquiera de verse a uno mismo…
Fue resplandeciente que tuviera en la consciencia sus propias incoherencias, había algo que le permitía ver soluciones, salidas, actuar… estaba preparado para comenzar a ser responsable, para ocuparse de lo que sí quería para él, quitarse el traje de enjuiciar, incluso de “perdonar la vida” a las actitudes desagradables para él de quienes le rodeaban. Un buen comienzo, la observación externa tan impecable para poder comenzar a buscar en su interior por qué le es tan molesto ¿no será evidente que es, justamente, lo que le molesta de sí mismo? Hablaba de hacer “sacrificios” para conseguir más paz y equilibrio. Estaba en la pista de salida…
El caso expuesto es de un adolescente, materia ultra ligera y rápida de cambio. Pero esto nos sucede muchas veces a los adultos. Sin ser conscientes en absoluto. Repetimos patrones, notamos cargas, nos responsabilizamos de lo que no nos corresponde, nos volvemos intolerantes bajo el sentimiento de “la vida es dura”… ¿no será que somos nosotros los que nos lo hacemos difícil???? Tal vez, parando un poco, respirando y vistiéndonos con una gran sonrisa seamos capaces de adquirir ese coraje de transformar nuestras cargas en permitir a cada uno la que le corresponda y elegir con más consciencia de lo que nos hace bien y lo que nos mina.
¿Estás dispuest@ a una nueva aventura de auto observación y mejora de tu felicidad???
¿Qué te sugieres a ti mism@?
Lo que inicies, por pequeño que te parezca, será muy bien recibido hacia tu propia valoración!


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Aprender a aprender

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡mmmmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Os comparto este vídeo que me ha mostrado una amiga y compañera de clase. Es digno de atención, la verdad es que no he tenido que proponérmelo, directamente me ha sumido en su embrujo de paz, bondad y humildad. Lo que ha provocado con su mensaje, pronunciado en palabras, ha sido el poder que todos tenemos a nuestro alcance. Esa aptitud, a veces bloqueada, o quizás poco entrenada, de crear magia con nuestros actos, acciones, palabras. Es sorprendente lo que genera en otro ser humano esa palabra bonita y no ajena (algo cierto que pueda verlo él también) hacia la persona del otro, muchas veces no somos conscientes de ello. Se parece, como en el vídeo, a reanimar, dar vida a los otros.
¿Cómo te sentaría que alguien de tu confianza te dijera lo estupendo que le ha sentado tu pequeño piropo? No hace falta que sea grande, a veces, un simple gesto ya regenera al otro, le produce un bienestar, una sonrisa. El piropo puede ser físico (...luces con cualquier trapo!) o tal vez emocional (...inventas unas frases tan apropiadas en el justo momento!)
Cuando somos conscientes de que nuestro pensamiento funciona las 24 horas, y muchas de ellas por libre, podemos elegir. Podemos optar por gastar nuestra energía en juicios, quejas y críticas o bien por aumentarla en resaltar de los otros esas partes que les engrandecen y muestran su mejor faceta. (No te olvides del boomerang de tus acciones!!!) De esta manera, aquello de lo que menos se enorgullecen o les desagrada de sí mismos, se va desvaneciendo y perdiendo protagonismo, hasta que cae en desuso. Después de todo, a todos nos gusta el reconocimiento, sin embargo de aquello que, a nuestro modo de entender, nos honra. Es algo muy particular en cada individuo, pues va ligado a sus valores y creencias.
Observa los resultados! Prueba y, si quieres, lo compartes!
Un abrazo, hasta pronto!

viernes, 18 de marzo de 2011

Vivir con pasión, respeto y sabiduría.


Os comparto este vídeo de Randy Paush en el espacio de Oprah.
Es fantástica su capacidad de elección. Dado que no puede elegir la fecha de su muerte, opta por lo que sí puede: elegir cómo vivir su vida, el tiempo que le resta. Y lo hace conscientemente, pues también podría elegir la desesperación, la negación (parálisis), el victimismo, la queja...Pero elige VIVIR a tope, y eso él lo entiende como compartir y ofrecer parte de sus momentos con otros, con su familia y más allá de su propia familia.
Entre los ingredientes, también opta por sentirse bien con su forma física (muestra unas flexiones), lo que le confiere libertad y bienestar.
Agradece lo recibido por sus padres. Aquella creatividad no censurada (las creaciones artísticas en su habitación), obteniendo permiso paterno para desarrollarse. Seguro que habrán situaciones vividas con ellos que no elegirá como vinculantes de reclamar, pues la atención la enfoca hacia lo que le potencia, hacia el patrocinio recibido.
Destaca otro valor recibido desde su infancia: la humildad, y la expresa desde el recuerdo de la medalla de su padre.
Muestra cariño por la sencillez de su madre, cuando les explica a sus amigas que el doctorado alcanzado por su hijo no es por medicina.
Elige el tigre, la alegría. Sabe bien sus opciones, no se cierra. Innovación.
Comenta, desde su propia experiencia, su convencimiento de que nadie es del todo malo, sino que si tienes paciencia encontrarás su lado bueno.
Esto me recuerda muy agradablemente a la frase espléndida de Goethe: "Lo mejor que puedes hacer por los demás no es enseñarles tus riquezas, sino hacerles ver las suyas". Es tan grande el efecto que surge de practicar esta cita! En muchos procesos personales que he tenido la satisfacción de ofrecer a mis clientes, en el momento en que ha surgido impotencia en la relación con otras personas que "les hacían la vida imposible", lo que en un principio era sólo ver de esas personas barbaridades y fechorías, cuando fueron capaces de hallar un ápice de bondad (de la que sea, aquella parte más suavizada y humana) en ellos, su malestar se tornaba en suspiro de satisfacción, en una sonrisa de sosiego. No nos hace bien ni la rabia ni la impotencia hacia otras personas, cuando hallamos una pequeña vía de escape, es como cuando el globo está a punto de explotar y se desaloja un poco del contenido. En ese momento ya podemos equilibrar el volumen, aprendemos cómo.
Randy, también cita la gratitud como una cosa muy sencilla y poderosa. Y es que la gratitud, puede que tenga su inicio en base a unas normas sociales o culturales. Si vamos más allá de ese nivel y lo elevamos más allá del civismo y lo transformamos en un estado, todo cambia. Hasta el más mínimo detalle te llena, tu visión de lo que te rodea cambia, hallas belleza, tolerancia, aceptación. No digo que sólo veas "la vie en rose", sino que eres capaz de ver más allá de lo superficial y de las exigencias del ego. Me refiero a aquellas exigencias de no ver la implicación de otros en que sucedan las cosas, en nuestro confort, en nuestro bienestar. Hay tantas cosas en las que no reflexionamos, que las damos como básicas: una sonrisa, un saludo, una bendición (ben-dición, que nos digan bondades), un trato de confianza, una amistad, un abrazo, tener sed y líquido para satisfacerla, cruzar una mirada y sentir la complicidad, poder compartir, poder tener nuestro espacio, escuchar, ser escuchados, tener una necesidad biológica y a nuestro alcance un sanitario, esos seres humanos que forman nuestra familia, la belleza de esa flor que sale del asfalto sin más...
Otro consejo que nos comparte es que quejarse y complicar todo no resuelve. Es como si con la queja esperásemos la barita mágica al lado que lo transformase todo. Echar la piedra que nos molesta a nosotros a otro tejado, trasladar eso a otros y no hacer más que incrementar el malestar, que buscar un cómplice para aumentar nuestro enfado.
Y termina su presentación con una bonita frase "Si vives la vida adecuadamente, los sueños te llegarán". Desde mi interpretación, donde dice adecuadamente, se refiere a responsablemente, sabiendo en todo momento que de nuestra actitud y acciones será aquello que recibiremos interior y exteriormente. Nuestro bienestar y realización. Que no hay juicio de peso si no el nuestro propio.
Un abrazo