miércoles, 14 de septiembre de 2011

Aprender a aprender

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡mmmmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Os comparto este vídeo que me ha mostrado una amiga y compañera de clase. Es digno de atención, la verdad es que no he tenido que proponérmelo, directamente me ha sumido en su embrujo de paz, bondad y humildad. Lo que ha provocado con su mensaje, pronunciado en palabras, ha sido el poder que todos tenemos a nuestro alcance. Esa aptitud, a veces bloqueada, o quizás poco entrenada, de crear magia con nuestros actos, acciones, palabras. Es sorprendente lo que genera en otro ser humano esa palabra bonita y no ajena (algo cierto que pueda verlo él también) hacia la persona del otro, muchas veces no somos conscientes de ello. Se parece, como en el vídeo, a reanimar, dar vida a los otros.
¿Cómo te sentaría que alguien de tu confianza te dijera lo estupendo que le ha sentado tu pequeño piropo? No hace falta que sea grande, a veces, un simple gesto ya regenera al otro, le produce un bienestar, una sonrisa. El piropo puede ser físico (...luces con cualquier trapo!) o tal vez emocional (...inventas unas frases tan apropiadas en el justo momento!)
Cuando somos conscientes de que nuestro pensamiento funciona las 24 horas, y muchas de ellas por libre, podemos elegir. Podemos optar por gastar nuestra energía en juicios, quejas y críticas o bien por aumentarla en resaltar de los otros esas partes que les engrandecen y muestran su mejor faceta. (No te olvides del boomerang de tus acciones!!!) De esta manera, aquello de lo que menos se enorgullecen o les desagrada de sí mismos, se va desvaneciendo y perdiendo protagonismo, hasta que cae en desuso. Después de todo, a todos nos gusta el reconocimiento, sin embargo de aquello que, a nuestro modo de entender, nos honra. Es algo muy particular en cada individuo, pues va ligado a sus valores y creencias.
Observa los resultados! Prueba y, si quieres, lo compartes!
Un abrazo, hasta pronto!

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