A veces intentamos solucionar los temas que no nos
corresponden, pero que de alguna manera nos vemos involucrados y salimos un
tanto perjudicados. Se parece a la anécdota del cartero del zar, al que, según
fueran las noticias, le cortaban el cuello!!!
También podemos atender al dicho: entre 2 que se pelean, el
tercero cobra! Es decir, no te metas en medio de dos que tienen afrontas, porque
saldrás golpeado como un saco de boxeo o tal vez como un punching.
A veces, lo hacemos por amor, sin embargo, no somos
conscientes de que no nos corresponde, que estamos protegiendo y mermando el
crecimiento de los otros. Si no es nuestra la tarea, aunque temamos los
resultados, los hemos de dejar fluir, podemos, eso sí, facilitar el proceso,
pero no afrontarlo y llevarlo a nuestro terreno. Saldremos escaldados y
dolidos. Muchas veces no hacemos caso a esa vocecita interior, es muy sutil. Pero
a medida que avanzamos en el asunto, vemos que la situación cada vez nos afecta
más, de manera que, si nos paramos a observar podemos ver nuestra propia
actuación y el límite al que hemos cedido, con el cual ya no nos sentimos
ilesos. Ese límite lo hemos de ir mesurando, en la medida que somos capaces de
frenar y sostener la situación.
La pregunta sería ¿me corresponde? Siempre parece más fácil
solucionar los asuntos ajenos que los propios, esto es un obstáculo y una
postergación hacia nuestro propio avance. Hablo de situaciones en las que el
amor está presente y que la emoción miedo asoma poco serena. Casos entre
pareja, familia o relaciones laborales. Muchas veces algo sencillo, pero que
está enquistado, intervenimos para que no aflore, pero eso no hace más que
tapar una herida que sigue sangrante, por lo que duele.
Decimos que el tiempo
lo disuelve todo, pero a qué precio!!!
Si queremos avanzar, coger el coraje de ser asertivos, creo
sinceramente que es la mejor apuesta. No posicionarnos en la encrucijada de que
pueda ocurrir algo horrible, sino acertar con la intención de solucionar,
respetando los valores de cada uno, así como sus creencias.
Para practicar efectivamente la asertividad, es necesario
apartar las emociones perjudiciales, como el miedo y la rabia, para poder
comunicarnos exponiendo cada uno sus dudas, sus verdades, sus opciones de
solucionar. Esto es parte de la vida, parte activa, y, con cada fallo (a
nuestros ojos, no a los de los demás) podremos observar nuestro avance. Tener ya
una experiencia con balance a nuestro favor de una tarea resuelta desde
nosotros y bajo nuestra responsabilidad. Si aún no lo hemos resuelto, pactar
una solución en un plazo y con unas condiciones realizables, de manera que todo
quede en paz y sosiego.
Por cierto, el aplicar los cuatro acuerdos de la sabiduría
tolteca, nos puede servir de “as” en la manga. Y en éste orden: Sé impecable
con tus palabras, no personalices, no hagas suposiciones y haz siempre lo
máximo que puedas!!!
***Te recuerdo las 3 posturas habituales de reacción del miedo:
- Huir
- esconderse
- agredir
¿Cuál crees que es la tuya? Cuando observes tu reacción habitual, tal vez te des cuenta que, dependiendo de la situación, cambia. Yo lo he experimentado!
Buena semana J
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