viernes, 9 de octubre de 2009

Hacer inventario


Una de las actitudes que solemos pasear es fijarnos en la merma, en lo que creemos que necesitamos. No se trata de andar por nuestra vida mirando hacia fuera, de esa manera siempre habrá quien tenga más o hasta quien, teniendo menos, nos apetezcan cosas que sí tienen. ¿Has hecho inventario ya de lo que tienes? Eres consciente de la de cosas que posees y lo afortunad@ que eres (revisa y revísate, préstate la atención que requieres).
Acumulamos tanto lastre,  tantas cosas con la excusa del "por si acaso", que llega un momento en el que nos agobiamos, que perdemos el tumbo de nuestras propias pertenencias, tanto interiores (valores, virtudes) como exteriores (físicas, materiales). Es una forma de comportarnos tan entrenada que lo llevamos a generalizar en todo nuestro comportamiento, me refiero a que incluso actuamos así con nuestra relaciones. Esta mañana, sin ir más lejos, comentaba con una buena amiga el empeño en unificar para todos las mismas creencias (como si las creencias no fueran una herramienta truncable a nuestra evolución, algo a facilitarnos y no a entorpecernos y limitarnos), a juzgar si çanimo de crítica, el curso de la vida de otros, al tiempo que limitamos los permisos hacia la nuestra. Un buen día, alguien nos explicó que la relaciones de pareja, han de ser "para siempre" (hasta en los cuentos!), con lo que los hombres que no siguen esta pauta, se les suele tildar de "mujeriegos", me reservo el nombre que se les da a la mujeres, por no descarrilar el asunto y saltar con la diferencia aún existente entre sexos, seguro que ya sabes a qué me refiero. Retomando el asunto, aunque la sociedad contemple las parejas de hecho, las separaciones, los divorcios,...tal es el mensaje incustrado en nuestras creencias, que todavía nos llenamos de culpas y malestares ante tal cambio en nuestra vida. Si nos fijamos en la naturaleza, podemos encontrar cientos de ejemplos,. tanto en aves como en mamíferos que, por su naturaleza eligen vivir con una pareja, o bien en comunidad e ir alternando de pareja. Ello no les impide sentir que es lo natural, o cuestionarse su conducta, o temer ser expulsados del grupo. Para respetarnos y respetar, hemos de tolerar las diferencias que cada uno de nosotros tiene como característica propia (por algo un buen día elegimos esa pareja). Si mantenemos una relación completa de vida con otra persona, ésta no ha de ser menos valorada por su temporalidad: hay personas que comparten su vida con diferentes parejas (vemos natural amar a todos nuestros hijos, pero no a todas nuestras posibles parejas!), otras que eligen una pareja de por vida. No hay nada de mejor ni peor en ellas, se trata de saber cuándo esa relación se ha acabado, por las circunstancias que sea, y darnos permiso para continuar, sin perder media vida en "corregir" algo que no tiene que ser tan doloroso (siendo aceptado como natural), en empeñarnos a sacar las cosas de quicio, a mutilar nuestra libertad y aceptación, a ejercer el apego a la otra persona, aunque racionalmente sea insostenible...
Son tantas las cosas y sentimientos que hemos de reciclar y desprendernos que, el no ser conscientes de ello, nos lleva a situaciones de sentir un agobio por todo lo que nos rodea, sin encontrar explicación a esa nueva manera de vivir constantemente en desagrado, el notar que nos cuesta un montón tomar decisiones, estar de buen humor, el sentir cada vez más continuo que todo nos molesta, siendo conscientes de que muchas veces no tenemos explicación para ese estado, simplemente lo vemos todo "gris"...vivimos en un otoño atemporal. Si aprovecho la palabra "otoño" y me fijo en la naturaleza, puedo observar y aprender de ella que es una época en la que se despoja de lo viejo, para dar una entrada a lo nuevo. Realmente, lo más sencillo y lo que tenemos más a la vista es lo que menos apreciamos. El tender a la sencillez, es una buena fórmula para nuestro bienestar, para nuestra alas...Si escuchamos a nuestro cuerpo, cada vez que tenemos casrgada la espalda, gases, articulaciones doloridas...sí! Todo eso que muchas veces achacamos a la edad o a una mala postura, no es más que una información a la que nos hacemos los sordos: quítate peso, revisa lo que ya no te sirve, renueva las cosas...Claro, el acumular, muchas veces está bien visto como previsión: acumulamos en el bolso, en los armarios, en los altillos, en casa de familiares, en la segunda vivienda, direcciones de correo que ya no usamos, tnos. en el móvil...¿Cuántas cosas mantienes, sin otra explicación, que llevas años sin utilizar? Hasta incluso que ni sabes que las tenías!Haz una prueba, ponte manos a la obra (la acción siempre es reconstituyente del estado de ánimo), ahora es una buena época, aprovecha el cambio de armario y...si quieres me lo comentas, pero sé que funciona. Una vez lo hayas aprovado desde la acción exterior, quizás ese relax y bienestar te lleve al paso de lo interior. No lo dudes, sería un muy buen paso. Apuesta por ti, y ganarás seguro.

Hasta luego!

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