miércoles, 7 de octubre de 2009

El fruto del entrenamiento


Un amigo, me ha enviado un enlace en el que se representa la actuación de unas cheerleaders en un descanso de baloncesto. Me ha recordado otros vídeos que me han enviado, en los que sorprende mucho el nivel de implicación del equipo. Si buscamos un ejemplo en la naturaleza, lo podemos comparar con una bandada de aves, donde el vuelo que ejercen recrea el cielo con sus creaciones. La primera vez que vi algo tan espectacular, fue en un viaje al Vaticano con mis compañeras de equipo de coaching, donde fuimos testigos de la belleza en las acrobacias de unas cuantas bandadas que aparecían desde todos los puntos del cielo para reunirse en un punto. En el vuelo conjunto, formaban fantásticos dibujos, en un baile de unirse y volverse a separar incesante. Surgieron ante nuestros ojos totalmente espontáneas. Tal era nuestra expectación que compartimos el protagonismo, pues los que paseaban por la zona, disfrutaban de doble espectáculo: nuestras diferentes reacciones y las acrobacias de aquellas miles de aves.
Sin duda el trabajo en equipo, se nutre de una disciplina, organización y entrenamiento. El resultado es un coprotagonismo, donde nadie recibe más valoración que otro, pues se trata de la magia de un movimiento uniforme entre todos los miembros. Seguro que nadie piensa que estas chicas han nacido con estas dotes, pues el resultado es fruto de una ilusión de crear algo conjunto donde cualquiera de los integrantes sea responsable de su parte, un bonito formato que da significado a la frase: "el equipo hace la fuerza". Fijaos en la reacción del público que muestra la cámara, la energía que se manifiesta, no se ven rivalidades ni disputas, más bien festejos de unos, sorpresas de otros y admiración de todos. Un buen intermedio para un partido, por el elemento sorpresa de más de lo esperado. Esto sucede en la vida cuando nos predisponemos a pasarlo bien, nos llega más de lo que habíamos planeado, pues siempre la vida añade algún ingrediente y nunca deja de sorprendernos. Todo está en cómo lo traducimos, pues no siempre somos conscientes del mensaje que acompaña a cada situación, o nuestra interpretación sólo contempla aquello que estamos dispuestos a ver: lo más entrenado. ¿Qué tal si vamos cambiando y ampliando nuestras interpretaciones? Quizás descubramos ingredientes para nuestro paladar hasta ahora desconocidos o desapercibidos.
Hasta luego!

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