viernes, 4 de diciembre de 2009

La nueva generación de padres.

Durante las 17 diapositivas de que se nutre esta presentación, hay una serie de apreciaciones, como no, bastante generalizadas: habrá quien esté de acuerdo, bajo su experiencia o casos conocidos y quien no lo esté. No obstante, no se nos hace del todo ajeno su mensaje.
Mi aportación, versa en encontrar el equilibrio, ni lo uno ni lo otro, ni el haber sido regañados por nuestros padres ni el permitir ser regañados ahora por nuestros hijos.
Lo que arrastremos del pasado, ha de servir de punto de referencia, de nada más, no vamos a resolver el poner en tela de juicio el cómo nos educaron, nos trataron, nos sentimos...hemos de practicar la empatía, entender que nuestros padres, se guiaban por unos patrones distintos a los nuestros, por unas limitaciones culturales de la sociedad de entonces, por una falta de medios, información...en definitiva, que lo hicieron lo mejor que supieron y/o pudieron. Es ahora que nosotros hemos de crecer y no vengarnos en contra nuestra y de nuestros hijos de lo que no nos agradó. El aceptar con gratitud el haber tenido padres (quien los haya tenido) desde la apreciación de su mejor aportación en la tarea, cierra todos los conflictos emocionales al respecto y nos permite crecer en edificar cómo lo queremos hacer nosotros ahora, desde nuestra adultez, y con innovaciones creativas. Si ejercemos desde el respeto nuestra función de guías y adquirimos el compromiso de los derechos y deberes que entendemos, bajo unas normas morales y, sobretodo desde el amor, tendremos más oportunidades de disfrutar de la labor. Aprender a disfrutar y a crecer junto a nuestros hijos, y no a pesar de ellos. Nuestros hijos no han de ser un estorbo o un obstáculo a nuestra profesión o tarea en la vida, han de ser un enriquecimiento, han de suponer un antes y un después de un cariño insospechado. ¿Hay algo más bonito que crecer con amor y en el amor?
La fórmula, para ejercer lo que antes he citado: el equilibrio, está en acortar las distancias jerárquicas, más allá, en anularlas, me explico: Se trata de ser conscientes del valor de cada uno, somos seres únicos e irrepetibles, tenemos igual valor que nuestros hijos, lo que nos diferencia es la función de cada uno. ¿Recuerdas la frase de Mafalda? "A ti te dieron el título de madre el mismo día que a mí me dieron el de hija..."nos debemos un respeto mútuo, eso de "cállate", no tiene mucha respetabilidad, eso de "porque yo lo digo" tampoco. Nos hemos de mostrar como seres y dejar mostrarse a nuestros hijos. Educarlos en la apreciación de los valores. Comunicarnos, confiar, compartir, permitir, crear un equipo donde cada uno tiene su tarea, su labor, con un requisito común, el disfrutar y apreciar la compañía, la complicidad y el amor.
Comportarte con a tus hijos como un modelo a seguir, ser espejo de sus ideales, permitirles brillar, elevar sus valores, tolerar desde un entendimiento y respeto sus posturas menos brillantes...estar ahí, presentes, saber estar, saber disculparnos ante situaciones poco asertivas, mostrarles nuestra confianza, aceptar sus disculpas, moldear sus momentos de bajo ánimo...conducirlos hacia sus cualidades y abrirles posibilidades en sus espectativas. Compartir experiencias, buscar casualidades hacia un acercamiento: "A mí me sucedió cuando...." "Ya te entiendo, ¿recuerdas cuando te conté...?pues se parece a lo que ahora me dices que te ha sucedido..." Repito, sin perder los papeles: esta lista corresponde al título de padre/madre y este listado es el del hijo/hija.
Si estás en los comienzos de tu nuevo título, adelante!, si ya llevas tiempo y no estás muy agusto con los resultados, puede ser un bonito reto el reaprender y crear un nuevo guión de tu listado.
Un abrazo. Hasta pronto!
La Nueva Generación De Padres

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