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“Verás, tus pensamientos son como las
semillas que plantas en tu jardín. Tus creencias son como la tierra en la que
siembras esas semillas. La tierra fértil y nutritiva produce plantas fuertes y
sanas. Pero hasta a las semillas buenas les cuesta crecer en tierra
empobrecida, llena de malas hierbas y piedras.
Si queremos que nuestras nuevas y positivas afirmaciones,
es decir, los pensamientos que tenemos y las palabras que decimos, se
conviertan en realidad tan pronto como sea posible, entonces haremos el
esfuerzo extra de preparar nuestra mente para que esté receptiva a estas nuevas
ideas. Podemos hacer listas de todas las cosas que creemos (por ejemplo, «Qué
creo del trabajo, la prosperidad, las relaciones, la salud», etc.), y luego
examinar esas creencias para detectar lo que hay en ellas de negativo. Puedes
preguntarte: «¿Deseo continuar basando mi vida en estos conceptos
limitadores?». Entonces cava más hondo para eliminar las viejas ideas que jamás
van a apoyar tu nueva vida.
Cuando hayas eliminado tantas creencias negativas
como puedas, añade una gran dosis de amor y trabajo en esa tierra de cultivo de
tu mente. Así, al plantar nuevas afirmaciones en ella, van a brotar y crecer
con sorprendente rapidez. Y tu vida mejorará con tanta velocidad que te maravillará
lo que suceda. Verás, siempre vale la pena hacer ese esfuerzo extra para
preparar la tierra, ya sea de tu jardín o de tu mente.”
Realmente,
tal y como todos conocemos el dicho de Albert Einstein: ““Si
buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, es precisamente lo que sucede. Hacemos nuevos
planes, comenzamos con ilusión, o algo parecido, con grandes esfuerzos para ser
fieles. Hay cosas que ya hemos experimentado que tienen pronta caducidad: ir al
gimnasio, caminar, llevar un ritmo saludable en la alimentación, asistir a
cursos y conferencias, etc. algunos nos llevan hacia la retroalimentación, es
decir, nos apoyan hacia potenciar la ilusión suficiente como para sostener
nuestro proyecto. Otras, sin embargo, parecen pequeños castigos, en lugar de
gozar de nuestro tiempo.
Blog actitudpositiva10 |
Recuerdo la anécdota en un proceso de coaching con un niño de 8 años,
al que no le gustaba ir al colegio, por lo que su comportamiento, tanto en el
cole como en casa era guerrillero. Lógicamente estaba prestando la mayor parte
de su día a algo que se lo contaba como un rollo!, cómo no iba a estar todo el
día provocando malestares y tormentas hogareñas? Lo que le estaba apartando de
disfrutar del momento de cole, en las clases, conociendo a nuevos amigos,
compartiendo, aprendiendo cosas nuevas y creciendo, era el cómo se lo contaba,
su planteamiento tan distinto al cómo se contaba aquello que le encantaba: el
fútbol y los juegos de mesa. También el recibir regalos. Esas eran sus mayores
ilusiones todo el día, por lo que, para sus padres andaba la lucha de “merecimiento:
premio-castigo”. Digo lucha, porque así parecía la mayor parte de la
convivencia, en plan chantajes: “si te portas bien…” sin embargo, portarse
bien, tal y como lo entendían sus padres era andar todo el día fingiendo y en
contra de sus gustos.
Cuando le propuse que se pusiera en la piel de una niña jugando con
muñecas, luciendo peinados, en el de su padre en la empresa (ejecutivo de
grandes cuentas), su madre en su profesión (era peluquera), en la de su tío
(maestro de escuela) y de su tía (médico de familia), algo pareció asomar en
forma de sonrisa y entendimiento! Tal vez había esperanzas de que realmente no
fuera tan horrible lo de ir a cole! Ahí nació una nueva opción para el pequeño,
cada día experimentaba, fuera de sus conclusiones iniciales que le llevaron a
pensar que aquello era un rollo, a poder saborear y disfrutar. El vuelco fue
tan espectacular que parecía otro!
Y es que el coaching en los niños es así de fantástico, ellos todavía
no están resabiados y se atreven a jugar en la vida, no a pensar que algo no
sea posible.
Foto de Big_sandwich |
Volviendo a ti. Qué tal si, a modo de patchwork, reúnes varios
ingredientes que se digan contigo, e inicias, nuevamente un bonito proyecto,
con cariño y flexibilidad. Paso a paso, lo vas revisando y pincelando aquello
que mejor te funcione. Piensa que cualquier pequeño cambio te llevará a
llenarte de energía e ilusión, lo que te motivará para continuar diseñando a
medida que avanzas hacia tus objetivos, deseos, sueños o anhelos. Vale la pena
no ser muy exigentes, puesto que a veces sucede que aquello que habíamos
planteado en un principio no surge tal cual, sino que otra cosa. Si sales de la
negación de no ser exactamente lo que te habías propuesto, tal vez veas que lo
que has conseguido está aún mejor!
Expón tus aventuras, si te apetece y las comentamos o aportas a otros! Gracias!
Buenas tardes Mª Carmen.
ResponderEliminarMuy buena la metáfora.
Precisamente estoy leyendo un libro, en el que su autor nos habla de la capacidad que tenemos cada uno de nosotros de crear nuestra propia realidad, basándose en las probabilidades y que a día de hoy se puede demostrar científicamente a través de la física cuántica.
También creo que en la inocencia "habita" la clave para alcanzar la felicidad.
Por lo que muchos deberíamos de quitarnos la máscara que nos impide ser nosotros mismos, para así recuperar la inocencia.
Saludos.
Gracias, Manu. Qué bonito comentario! Parece que hayas extraído esa energía que pretendía, pero que muchas veces dudas si llegará!
ResponderEliminarHa sido todo un placer, con lecturas como la tuya, merece la pena el invertir el tiempo en escribir!
Un fuerte abrazo y mi reconocimiento ;-)