martes, 8 de noviembre de 2011

La Perspectiva Sistémica y la Psicogeometría, aliados en nuestra realidad actual



Según varias fuentes, en la antiguedad, la Geometría Sagrada era el centro de toda enseñanza. Ésta, aplicada a nuestra "psiquis" da origen a la psicogeometría que, tras años de investigación, nos la expresa D. Arturo Ponce de León, en colaboración con Dª. Ninón Fregoso:

"La Psicogeometría es el estudio del ser humano y su entorno, a través de los principios teórico-matemático-filosóficos de la Geometría Sustentable y de los aportes de la Psicología contemporánea. Estudia la estructura y dinámica de la geometría en los procesos de la vida. Busca ensanchar la inclusividad armónica para permitirnos vivir una mayor conexión con nosotros mismos y con nuestro entorno. Es una rama de conocimiento que aplica sus herramientas en la música, el diseño gráfico, la arquitectura, el arte, la danza y la terapia para elevar nuestras capacidades humanas y nuestra calidad de vida invitándonos a construir la realidad como un proceso geométrico de reinterpretación del mundo interior y exterior.
Entendemos psique como ‘alma’ y no como ‘mente’. La mente la podemos equiparar al disco duro de una computadora; es el lugar de almacenamiento de la información en sus diferentes niveles, pero el alma es la capacidad humana para reordenar múltiple información y crear nueva. La mente es un escenario de representación simbólico, mientras que el alma es el arte combinatorio, es la capacidad, y por tanto latente, de todo individuo para poder recrearse y recrear su medio. D. Winter, un investigador de origen norteamericano dice que podemos ver la manifestación del alma en la presencia de coherencia en la simetría de ondas del campo electromagnético del ADN. La información es forma “dentro de” y aunque suele asociarse al intelecto, tenemos información o formas que configuran nuestra conciencia en otros niveles.
La Psicogeometría estudia la manera en la que el alma y la conciencia pueden habitar armónicamente la materia, estudia cómo el alma humana se vale del ADN para manifestar sus potenciales en su entorno, en su contexto. Más que preguntarnos sobre su dimensión ontológica de la conciencia, abordamos este estudio desde la dimensión fisiológica y anatómica, es decir, el estudio de la conciencia por las funciones y la estructura que podemos observar en el ser humano. Algunas de las funciones básicas de la conciencia que el alma humana puede llegar a expresar son: las funciones sexuales, motrices, emocionales, intelectuales e instintivas, así como el ejercicio de las trece funciones secundarias de la conciencia. Es un conocimiento que nos permite crear una vida más sana en el individuo, la pareja, la familia y la sociedad reuniendo tanto la realidad exterior como la vida interior como realidades que están sucediendo simultáneamente, danzando entretejidas. A mayor nivel de fractalidad entre la realidad interior y la exterior, mayor inclusividad armónica de los opuestos, de las diferencias, y por lo tanto mayor es el nivel de conciencia de un individuo.
En la actualidad, cada vez más somos conscientes de ver la realidad como círculos de influencia, en vez de líneas rectas. Vemos círculos de causalidad, frente a lo que ya queda obsoleto o falto de explicaciones cuando nuestra interpretación se ampara en las casualidades. Este sería el salto cuántico: trascender la perspectiva lineal, cada vez más en desuso, para fluir hacia la perspectiva sistémica.  Mark Paich así la expresa: "La mayor promesa de la perspectiva sistémica es la unificación del conocimiento a través de todas las especialidades, pues los mismos arquetipos se repiten en biología, psicología, terapia familiar, economía, ciencias sociales, ecología y administración de empresa".
Si miras hacia atrás, incluso te esfuerzas y revisas desde tus primeros años, observarás ciclos, tal vez de entre 5 y 7 años, en los que ciertos patrones se repiten; por supuesto con distinto aspecto. En nuestra infancia, somos más activos en los cambios, sin embargo, a medida que vamos creciendo solemos crear cierta resistencia al cambio, creemos que ya hemos crecido y que podemos continuar con las mismas creencias que, en su día, cuando se instalaron y nos potenciaban nos servían, pero tal vez ahora nos estén bloqueando y atrapando en una realidad que ya ha cambiado. A medida que nos asentamos en una edad cada vez más adulta, podemos observar cómo se repiten los patrones, y es que todos entenderíamos y defenderíamos el darnos permiso a cambiar el modo de vestirnos, de peinarnos, de talla, de hábitos, de andar, de relaciones...Sin embargo, no lo aceptamos tan fácilmente con nuestras creencias. Ellas son la base, junto a nuestros valores, de nuestros modelos mentales. Si no revisamos aquellas creencias que nos están limitando, poco a poco, de la misma manera que un río se enriquece del fluir de sus aguas, mientras que se pudre cuando se estanca; así nos sentiremos nosotros. La forma en la que suele suceder nuestro "estancamiento" puede ser tanto en dolencias físicas como psíquicas. Lo notamos por la menor alegría, el distanciamiento, la falta de confianza en los otros, incluso en uno mismo, el estrés, la ansiedad, depresiones, dolencias y enfermedades. Tal vez nos enfocamos más en crear en nuestra mente problemas que soluciones, ver obstáculos y no retos. Quizás ahora pienses que de niños todo fuera más fácil, que los problemas aún no existían. Nuevamente te invito a que refresques tu memoria o, si no te es fácil, te fijes en niños, y verás como ellos  también tienen sus argumentos e inquietudes. Crecemos y ralentizamos en responsabilidad, lo tomamos como algo impuesto, no como la aventura de seguir creciendo, ahora desde nuestro interior. Nos aferramos muchas veces al victimismo (crítica, juicios, supuestos, culpas, quejas, rencores...), dejamos de ser los protagonistas de nuestra vida, viviendo la de otros. Siempre que criticamos estamos trabajando en nuestra mente para la persona criticada; cuando nos quejamos dejamos de lado nuestra responsabilidad ante la situación que estamos viviendo y la trasladamos a otros, como si con nosotros no fuera la cosa. Es como si nos cruzáramos de brazos y bloqueáramos nuestra parte constructiva.
Te invito a que te regales unos minutos para ti y te traslades a momentos muy felices contigo mismo. Relájate con la ayuda de cinco respiraciones abdominales donde el aire que aspires sea renovador y el que expulses sea liberador. Ve cerrando los ojos. Abre una pantalla en tu mente, desde un pequeño punto en el horizonte (puedes facilitarlo si lo sitúas en tu tercer ojo) con todo tipo de recreaciones: elige el lugar, sensación, olor, sabor, sonido, sosiego, paz. Tantos detalles como tu mente pueda crear para poder trasladarte. Una vez estés ahí, con una sonrisa y una felicidad auténticas, saboréalo y ve regresando poco a poco, con suave respiración y abriendo los ojos.
Ahora, en este estado, posiblemente te veas más preparad@ para que la responsabilidad, que confiere nuestra libertad como seres humanos, ya no sea una carga, sino la aventura del poder elegir, en cada momento conscientemente, qué pensamientos y actitudes te sean más enriquecedores. 
Estaré encantada si deseas compartir tu experiencia o enriquecer el artículo con tu comentario. Un abrazo!



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