Aquello de lo que criticamos y, otras veces, nos sentimos
criticados, suele ser el reflejo de una parte interna nuestra con la que
convivimos de manera dolorosa, insatisfactoria.
Lo que nos encanta de otros y alabamos, también es parte
nuestra, sin embargo es más fácil verla en otros que en nosotros mismos, cuando
nuestra autoestima no está equilibrada.
La función constructiva de la crítica se halla cuando la
utilizamos como información, cuando la acogemos como pistas de qué es lo que no
nos gusta, en realidad, de nosotros mismos. La destructiva es el mal que
podamos hacer y hacernos, al tiempo que estamos ocupando nuestra vida, nuestro
tiempo, en otros, no en nosotros. De poco nos servirá luego el quejarnos del “no
tiempo”, pues lo hemos regalado, sin ser conscientes, e inútilmente a otros:
los criticados.
Nos quejamos para protestar de lo que no nos gusta, nos
entretenemos y damos por hecho que no va con nosotros, que, aunque nos moleste,
les corresponda a otros el resolverlo. Eso crea un círculo vicioso de
inactividad, de bloqueo extensible a muchos de nuestros roles. Nos volvemos
víctimas de las circunstancias, impotentes, siendo testigos pasivos de lo que
acontece, sin “remangarnos” y hacer, aunque sea poco, pero algo al respecto. En
ese mismo momento la queja deja de ahogarnos y empequeñecernos, se torna
bienestar y sentirnos útiles, fieles a nuestros principios.
Ayer noche, después de la sesión de coaching grupal de
Coaching & Drinks de “Los lunes mágicos”, en la que el tema principal fue “Víctima
vs responsable”, tuve una sesión de coaching personal con un adolescente.
Su objetivo era encontrar una salida emocional para capturar
esa alegría que le era resbaladiza: la captaba pero no sostenía. Dicho más
pragmáticamente, salir del “Ni-ni”, ni trabajo ni estudio. Lleva un tiempo
sumido en esa apatía y ya no le parece irreversible, tiene muchas ganas de
salir de ese pozo aburrido e insulso, sin sustancia.
Hablamos y le parecía que, por una serie de circunstancias y
observaciones, ya había recibido la suficiente ilusión como para salir de ese
estado y entorno. Sin embargo, ahora todo eran prisas, como si chiscando los
dedos fuese a realizarse algo que acababa de nacer en él.
Era espectacular todo el cúmulo de apegos y quejas que
mencionaba como responsables de su andar hasta el momento actual. Que si su
madre, su padre, sus maestros, compañeros de cole, hermana, abuela… Qué buen
observador de todo su entorno! Era tan gráfico que la invitación más elocuente
hubiera sido girar el espejo y verse reflejado como actor principal. Cómo él
mismo reproducía, sin ser consciente, todo aquello de lo que exabruptaba, sin
rabia, tan sólo afirmando su verdad, pues así lo vivía. Parecía una descripción
de todo cuanto le desagradaba de la actitud de sus figuras de autoridad hacia
la suya. Sin embargo, eso es muy difícil de aceptar, tan siquiera de verse a
uno mismo…
Fue resplandeciente que tuviera en la consciencia sus
propias incoherencias, había algo que le permitía ver soluciones, salidas,
actuar… estaba preparado para comenzar a ser responsable, para ocuparse de lo
que sí quería para él, quitarse el traje de enjuiciar, incluso de “perdonar la
vida” a las actitudes desagradables para él de quienes le rodeaban. Un buen
comienzo, la observación externa tan impecable para poder comenzar a buscar en
su interior por qué le es tan molesto ¿no será evidente que es, justamente, lo
que le molesta de sí mismo? Hablaba de hacer “sacrificios” para conseguir más
paz y equilibrio. Estaba en la pista de salida…
El caso expuesto es de un adolescente, materia ultra ligera
y rápida de cambio. Pero esto nos sucede muchas veces a los adultos. Sin ser
conscientes en absoluto. Repetimos patrones, notamos cargas, nos
responsabilizamos de lo que no nos corresponde, nos volvemos intolerantes bajo
el sentimiento de “la vida es dura”… ¿no será que somos nosotros los que nos lo
hacemos difícil???? Tal vez, parando un poco, respirando y vistiéndonos con una
gran sonrisa seamos capaces de adquirir ese coraje de transformar nuestras
cargas en permitir a cada uno la que le corresponda y elegir con más
consciencia de lo que nos hace bien y lo que nos mina.
¿Estás dispuest@ a una nueva aventura de auto observación y
mejora de tu felicidad???
¿Qué te sugieres a ti mism@?
Lo que inicies, por pequeño que te parezca, será muy bien
recibido hacia tu propia valoración!
Que bonito artículo Mari Carmen, autentico y verdadero por que está basado en un caso real. Lo cierto es que cualquiera de nosotros se puede ver reflejado en esta história, pero lo mejor de todo es encontrarse en la posición de salida como bien dices y darnos cuenta de ver como cambiará nuestra perspectiva de la vida con un poquito de esfuerzo y mucha ilusión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, Cristina!
EliminarPoco a poco nos iremos dando cuenta de nuestras propias incoherencias! Pongamos humor y amor!!!!
Muchos besos y un fuerte abrazo :)