Destinado a emprendedores y a aquellos que quieran crear su propio modelaje, me parece interesante aportar una visión que
considero esencial para cualquier emprendedor, tanto laboral como vitalmente:
el aprendizaje hacia su propio liderazgo.
Como introducción, indicaré las
funciones de un líder natural: diseño,
servicio y coaching.
Según Bill O’Brien, el diseño de
ideas rectoras, inicia con el propósito, la visión y los valores centrales que
dominarán la vida de la gente.
Las tres funciones prototípicas de
liderazgo están interrelacionadas, suceden conjuntamente.
La función de diseño, consiste precisamente en diseñar los mejores
procesos de aprendizaje. Éste es un aspecto de retroalimentación, las personas
tenemos requerimientos internos, éstos se satisfacen mediante la experiencia en
nosotros mismos y muchas veces mediante el reflejo de figuras de autoridad, que
podemos tomar como modelo. El aprendizaje constante nos ofrece la oportunidad
de conocimiento en todos los ámbitos, no me estoy refiriendo a una recopilación
de datos, sino a la integración global, en todos nuestros roles. Muchas veces,
el cuestionarnos, el ejercer la escucha atenta y la observación son grandes
maestros.
La función de servicio consiste en servir a la visión. Esto cambia la
relación entre la pertenencia y la vocación, más bien la transforma. Cuando nos
convertimos en discípulos de la visión, de aquello que hemos proyectado conciso
y cuantificable, surgen los mejores resultados. Se crea una movilización de
recursos, los cuales llevan, a su vez a mejores resultados. Sucede una espiral
creciente reforzadora que nos motiva y activa. La responsabilidad del liderazgo
sólo produce resultados válidos si es fruto de tu propia opción. La opción es
diferente al deseo: la opción es activa, el deseo es pasivo. Casi siempre,
desear representa lo que no tenemos. Es un estado de deficiencia, mientras que
escoger es un estado de suficiencia. Escogemos lo que realmente nos importa.
Todo lo que es importante en nuestra vida es fruto de opciones que tomamos.
La función de líder coach consiste en ayudar a definir
la realidad, de modo más preciso, penetrante y, por tanto, potenciador. Se basa en ayudar al otro u otros a
identificar sus objetivos y a alcanzarlos. Pero su propósito es que desarrolle
las aptitudes internas y movilice sus recursos naturales. El líder coach, se
puede desarrollar, de manera natural. Una cita de Lao Tse, muy indicada para
este artículo, nos muestra la mayor fortaleza a la que tenemos acceso: “El que sabe mucho de los demás es un
entendido, pero más sabio es el que se conoce a
sí mismo. El que domina a los demás es poderoso, pero el que se domina a
sí mismo es más fuerte todavía”. Entendiendo dominar como el arte de conocerse a uno mismo.
El acompañamiento del coach, a modo
de líder, consistiría en tres pasos:
1.
Conocer
lo que auténticamente te importa. Fijar la meta u objetivo. Averiguamos el
destino para informar al GPS.
2.
Toma
de conciencia de tu realidad actual. Posicionar el GPS en el punto de partida.
3.
Diseño
del plan.
La clave
fundamental para que consigas algo es que sepas exactamente lo que te
importa. Las preguntas para averiguarlo han de concentrar tu atención en lo
que te hace progresar, en tus fortalezas, en tus sueños y deseos. Debes crear las cosas que deseas
tener, hacer, ser; con las personas que quieres compartirlo; dónde y los
sentimientos que determinarán tu vida.
Si las preguntas se dirigen hacia lo que está
mal en tu presente, el resultado será de fijarte en la merma, por lo que eso
mismo será lo que suceda. Si quieres cambiar el presente, Joan Palomeras nos
indica que, “no es necesario meterte en
la arqueología del problema. Tampoco echar la culpa a nadie ni lamentarte”.
Para realizar tu inventario es
necesario que lo hagas de forma totalmente enfocada, esto es, poner un foco de
luz en lo que auténticamente te importa. Es sorprendente lo que ocurre cuando
tienes una representación clara de lo que deseas. Todo tu sistema neurológico
se programa para lograrlo.
Para la toma de conciencia de la realidad actual
iniciamos por
una simple y profunda estrategia: el compromiso con la verdad. Y no me refiero
a su aspecto filosófico, sino al empeño para evitar maneras de limitarnos o
manipularla para engañarnos, impidiendo ver lo que realmente existe. Esto
supone un desafío a nuestras teorías y modelos mentales acerca de que
las cosas son como son. Significa ensanchar continuamente nuestra percepción,
como solemos hacer en nuestro rol de cuidadores. Estar presentes en nuestra
vida, ver el poder real de la acción, no el de las acciones extraordinarias (no
habituales), sino lo que hacemos cada día. La conducta versa en lo que hacemos.
Tus decisiones son las que originan la acción,
para ello entramos en lo que llamamos el plan de acción, es decir tomar
unas decisiones a tu medida, en un tiempo realizables y bajo tus capacidades
actuales. Nada exagerado ni difícil, más bien comprometido, como lo haríamos
cuando quedamos con un amigo.
Más que cualquier otra cosa, son tus
decisiones las que determinan tu destino. Una decisión puede llevarte a un
estado de alegría o tristeza, de compañía o soledad, que puedas o no realizar
tus sueños, de larga vida o muerte temprana. Cuantas más decisiones tomes,
mejor aprenderás a tomarlas. Igual que los músculos se fortalecen al usarlos
ocurre lo mismo con la mente. Aquellas
más acertadas te acercarán a tu propósito, las menos acertadas facilitarán un
nuevo trazado, te aportarán experiencia. Aquí estamos en el patrón penelista
del “ganar-ganar”.
Normalmente los resultados no son
fruto de una sola decisión ni acción. Se producen por un conjunto de pequeñas
decisiones, después de haber tomado la iniciativa, actuar, perseverar. Como se
dice, tomarnos el pastel a porciones.
El coaching con acción te ayudará a aprender a tomar decisiones con
rapidez para emprender acciones sencillas que atraerán lo que deseas. Luego, te
potenciarán, creando confianza en ti mismo.
Unas últimas notas para favorecer el
diseño del Plan, según indica Joan Palomeras.
“Una
vez ya sabes lo que quieres, porqué lo quieres, los recursos de que dispones y
los que tienes que buscar; seguidamente has confeccionado un inventario abierto
de oportunidades y riesgos, lo decisivo son tus acciones para alcanzar esas
oportunidades o substituir los riesgos con eficacia. Para orientar y corregir
estas acciones necesitas que tu plan de acción sea lo más progresivo posible,
paso a paso, con todos los detalles importantes. Cada seguimiento será un
puente hacia un nuevo plan. Se ha comprobado que los planes que tienen más
éxito, son aquellos que se inician por la meta final y se va retrocediendo
hasta el presente. Empezando por las metas definitivas, retrocede paso a paso”.
Genial, como siempre, Mari Carmen. ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, Joan!
EliminarEs fantástico que la creación llegue a utilidad!
Un abrazo enorme! ;)
Quiero valorar este post! muy valiosa la información...muchas gracias! te deseo éxitos siempre...
ResponderEliminarsaludos cordiales..
jenni - inteligencia emocional
Muchas gracias, Jenni!
EliminarTodo un placer la inversión de tu tiempo en leer este post.
Gracias por tu lectura y comentario, sin duda aportan valor ;)
Un fuerte abrazo!!!