jueves, 14 de junio de 2012

Preocuparse vs ocuparse


Muchas veces no vemos las cosas en su totalidad hasta pasado un tiempo. Y solemos ser impacientes, por lo que sufrimos por elección, aunque sea inconsciente. En el día a día solemos ver, y a duras penas, aquello que tenemos delante de las narices. Pero lo vemos según pensamos, no como otro lo pueda ver. Lo que nos sucede sí o sí es aprendizaje, pero puede que aún estemos instalados en la versión "el vaso medio vacío", o tal vez priorizar el traducir cualquier situación con la versión negativa o pesimista, siendo el mismo porcentaje optativo de pensar, ante la duda, puede que sea algo bueno y que aún no lo esté viendo...pronto lo veré.
Sucede que automatizamos aquello que estamos llenos de sentir desde la sociedad, quien suele elegir, hasta en las noticias del telediario, la parte depresiva de las cosas, aquello que nos lleva a vivir compungidos. Cuando ya tengas bastante de esa postura ante la vida, te invito a esa porción de FE en la que tú mism@ comiences a dar otra alternativa, más beneficiosa en todos los aspectos, a tus momentos.
Hablo de fe en la vida, en tu propia persona y tus circunstancias. De esa parte reconfortante en la que te indica que todo está bien, esa paz interior de sorprenderte a diario ante los sucesos de tu vida con agrado, sin miedo. Puede que lo que a primera vista parezca una mala noticia: quedarte sin empleo, tener un contratiempo, llegar tarde a una cita,...sea porque algo mejor te esté esperando. Aunque si estás muy vinculado al pesimismo, puede que te lleguen cosas buenísimas y que ni tan siquiera las veas, en cambio sí las de otros...
Para facilitar lo expresado, lo ilustro con un cuento del libro "Ligero de equipaje" de Carlos G. Vallés:

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!".
Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondió: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!".
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró aquello como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!".
Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? "¿Mala suerte?  ¡Quién sabe!".


Si adoptamos esta actitud neutra ante las cosas, viviremos mucho más tranquilos y responsables. No nos adelantaremos a la preocupación, sino que nos ocuparemos cuando suceda el tema en concreto. De esta manera, no nos pasaremos la vida preocupados antes, durante y después! Así será más fácil vivir el momento y facilitar nuestra felicidad.

2 comentarios:

  1. Como se dice en la tradición Tibetana:
    Ante cualquier problema, no te preocupes, ocúpate en solucionarlo y si no tiene solución, ¿para que preocuparse?.

    Muy buena entrada Mª Carmen, como siempre recordándonos, Quienes somos.
    Un abrazo!!

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