martes, 4 de febrero de 2014

Permiso para soñar

¿Forma parte de tu sueño?

Qué sería de esa magia que provoca la ilusión en todas nuestras células si no nos diéramos permiso a atravesar esa barrera de la “no seguridad”…
Hay etapas en nuestra vida en las que nos permitimos negarnos un poquito, o muchito, de nuestros sueños postergándolos en pro de esas prioridades que, para nosotros y en ese momento, son reales (carrera, crear una familia, hijos, trabajar en lo que sea para nuestra independencia). Sin embargo el prolongar esta situación, parece que forme un otoño en nuestra vitalidad, como que ahora que todo está, más o menos, tranquilo en mi vida, ¿dónde voy yo a realizar mis sueños? Podemos ponernos todo tipo de excusas (repito, reales para ti): edad, momento económico, una aventura sin garantías, molestar a la familia con mi cambio, atravesar esa barrera del “equipo en contra” (¿hombre, mujer, estás seguro de lo que dices? ¿No crees que tú mismo – misma te estás complicando? “virgencita, virgencita,…” ¡Ahora que la situación laboral y la emprendeduría están tan complicados!)
De repente, tal vez sin tan siquiera comentar tu sueño a tu entorno (familia, amistades), tu propia mente ya lo rechaza, crea un diálogo interno arrancando nuevamente esa sonrisa hacia la posibilidad aún sostenida pero postergada durante años. “¿Cómo se me ocurre tan siquiera crear una burbuja de posibilidad en mi pensamiento? Las cosas están como están y no voy yo a arriesgar esta limitada confortabilidad”. Y digo limitada porque tampoco es para “tocar campanas” ni andar sobrad@. Sencillamente subsistir, conformarme y, por supuesto, agradecer lo que tengo.
¿Y si agradeces, ya mismo, tener la suficiente confianza en ti y en la vida como para dar un voto de confianza a que el deseo sea posible, un deseo concedido que sólo lo alejan tus miedos y situación?
No tenemos todas las respuestas, aunque a veces estén a nuestro lado, pero la ceguera que provocan las emociones miedo y rabia no nos hacen fácil la tarea de ver más allá de lo que “la mayoría” juzgaría como riesgo innecesario. Bajamos tanto y tanto el listón, que apenas nos atrevemos a caminar una corta distancia fuera de lo que consideramos seguro, de lo que consideramos sensato, de lo que podemos contar a otros sin el pitorreo adulto de la crítica.
Hazte esta pregunta: ¿pueden/deben vivir otros la vida por mí? El riesgo siempre es tuyo, pero también el éxito y la felicidad. Te recuerdo que eres el dueño o la dueña de tu vida, que con tu energía aportas al mundo, que eres responsable de tus pensamientos, palabras y acciones. Flaco confort disfrazado de prudencia cuando termines tu camino y te pidas cuentas a ti mismo, pues quedan inválidas pedírselas a otra persona, entorno, situación o país.
Te invito a que visualices cómo te sentirías con tu objetivo realizado, tu sueño hecho realidad. ¿Perjudicarías a alguien o dignificarías tu vida? ¿Crees que has venido al mundo a sufrir o a aportar tu talento y disfrutar? Cuando atraes a tu pensamiento el “qué”, el “cómo” se abre camino, todo fluye, estás creando. Los obstáculos son parte de la aventura, de esos bajones que a veces nos vienen desde la duda, y del peaje de desapegarnos de una forma antigua de pensar heredada por las normas y limitaciones de otros.


Tienes un lienzo en blanco (tu vida que la creas a cada momento), un lápiz (tus pensamientos), colores (tu imaginación), movimiento (tu ilusión). El lienzo admite olor, tacto, sensaciones, música y la emoción que garantiza el éxito: alegría. ¿Dispones de todo el material? ¡Pues adelante! Diseña, anota, haz tu listado, crea tu propio póster y, por el camino hacia tu meta irás recreando el paisaje. Un paisaje siempre sereno, pleno y con anécdotas. Verás que el entorno se fija en ti, te ven con paso ligero, sabiendo tú hacia dónde vas, teniendo la confianza que, de la misma manera que ya has conseguido aquello en lo que te has puesto en cuerpo y alma, ahora tienes todo lo necesario para que se realice nuevamente. Tan sólo has de sostener ese sentir, vibrarlo a diario, como si fuera tu sombra, algo que te nutre, pero no ciega, todo lo contrario, te llena de luz y alcanzas esa claridad que te ayuda a discernir de lo que te aleja, que te lleva con tenacidad directo a la meta. Una meta medida y visualizada, pues después de esta viene otra, tal vez de distinta intensidad, sin embargo esa es la aventura de la vida: hacer caso a esa vocecilla interior que se disfraza de niño inquieto por aprender, por fin, sin castraciones desde los miedos de otros.
En el penúltimo párrafo del artículo de Steve Jobs, comento un cuento que te lleva a la responsabilidad de una bonita esquela, a la medida de tus valores, una vida digna por haber estado presente en ella, no condicionado por las indicaciones de otros. Es tu tarea elegir, tras conocerte, qué te acerca o te aleja de tu bienestar. Sólo tú tienes tu verdad, cada uno la suya, bajo el respeto propio y ajeno. Verás que, hasta en el documento nacional de identidad, como en su nombre indica, tienes identidad propia, sólo hace falta que tú también te la otorgues!!!
Ponte en marcha o continúa con la marcha que has iniciado. Si es necesario, la rediseñas y adaptas a lo que vayas descubriendo de ti mismo o misma, mientras estés a tu lado será auténtica. Recuerda que la vida sí lo está y es una muy buena compañía.

Post motivado tras la sesión de Coaching grupal: "Coaching & Drinks", desde la situación de una de las asistentes asiduas desde que se inició, con un elevado nivel de crecimiento personal. Muy agradecida por su apuesta y la del resto de compañeras y compañeros e inversión en calidad de vida. GRACIAS.



Puedes comentar tus dudas, tal vez disuelvas las de otros que aún no se habían planteado. Gracias por tu tiempo.