miércoles, 11 de julio de 2012

Liderazgo




Destinado a emprendedores y a aquellos que quieran crear su propio modelaje, me parece interesante aportar una visión que considero esencial para cualquier emprendedor, tanto laboral como vitalmente: el aprendizaje hacia su propio liderazgo.
Como introducción, indicaré las funciones de un líder natural: diseño, servicio y coaching
Según Bill O’Brien, el diseño de ideas rectoras, inicia con el propósito, la visión y los valores centrales que dominarán la vida de la gente.
Las tres funciones prototípicas de liderazgo están interrelacionadas, suceden conjuntamente.
La función de diseño, consiste precisamente en diseñar los mejores procesos de aprendizaje. Éste es un aspecto de retroalimentación, las personas tenemos requerimientos internos, éstos se satisfacen mediante la experiencia en nosotros mismos y muchas veces mediante el reflejo de figuras de autoridad, que podemos tomar como modelo. El aprendizaje constante nos ofrece la oportunidad de conocimiento en todos los ámbitos, no me estoy refiriendo a una recopilación de datos, sino a la integración global, en todos nuestros roles. Muchas veces, el cuestionarnos, el ejercer la escucha atenta y la observación son grandes maestros.
La función de servicio consiste en servir a la visión. Esto cambia la relación entre la pertenencia y la vocación, más bien la transforma. Cuando nos convertimos en discípulos de la visión, de aquello que hemos proyectado conciso y cuantificable, surgen los mejores resultados. Se crea una movilización de recursos, los cuales llevan, a su vez a mejores resultados. Sucede una espiral creciente reforzadora que nos motiva y activa. La responsabilidad del liderazgo sólo produce resultados válidos si es fruto de tu propia opción. La opción es diferente al deseo: la opción es activa, el deseo es pasivo. Casi siempre, desear representa lo que no tenemos. Es un estado de deficiencia, mientras que escoger es un estado de suficiencia. Escogemos lo que realmente nos importa. Todo lo que es importante en nuestra vida es fruto de opciones que tomamos.
La función de líder coach consiste en ayudar a definir la realidad, de modo más preciso, penetrante y, por tanto, potenciador. Se basa en ayudar al otro u otros a identificar sus objetivos y a alcanzarlos. Pero su propósito es que desarrolle las aptitudes internas y movilice sus recursos naturales. El líder coach, se puede desarrollar, de manera natural. Una cita de Lao Tse, muy indicada para este artículo, nos muestra la mayor fortaleza a la que tenemos acceso: “El que sabe mucho de los demás es un entendido, pero más sabio es el que se conoce a  sí mismo. El que domina a los demás es poderoso, pero el que se domina a sí mismo es más fuerte todavía”. Entendiendo dominar como el arte de conocerse a uno mismo.
El acompañamiento del coach, a modo de líder, consistiría en tres pasos:
1.       Conocer lo que auténticamente te importa. Fijar la meta u objetivo. Averiguamos el destino para informar al GPS.
2.       Toma de conciencia de tu realidad actual. Posicionar el GPS en el punto de partida.
3.       Diseño del plan.
La clave fundamental para que consigas algo es que sepas exactamente lo que te importa. Las preguntas para averiguarlo han de concentrar tu atención en lo que te hace progresar, en tus fortalezas, en tus sueños y deseos. Debes crear las cosas que deseas tener, hacer, ser; con las personas que quieres compartirlo; dónde y los sentimientos que determinarán tu vida.
 Si las preguntas se dirigen hacia lo que está mal en tu presente, el resultado será de fijarte en la merma, por lo que eso mismo será lo que suceda. Si quieres cambiar el presente, Joan Palomeras nos indica que, “no es necesario meterte en la arqueología del problema. Tampoco echar la culpa a nadie ni lamentarte”.
Para realizar tu inventario es necesario que lo hagas de forma totalmente enfocada, esto es, poner un foco de luz en lo que auténticamente te importa. Es sorprendente lo que ocurre cuando tienes una representación clara de lo que deseas. Todo tu sistema neurológico se programa para lograrlo.
Para la toma de conciencia de la realidad actual iniciamos por una simple y profunda estrategia: el compromiso con la verdad. Y no me refiero a su aspecto filosófico, sino al empeño para evitar maneras de limitarnos o manipularla para engañarnos, impidiendo ver lo que realmente existe. Esto supone un desafío a nuestras teorías y modelos mentales acerca de que las cosas son como son. Significa ensanchar continuamente nuestra percepción, como solemos hacer en nuestro rol de cuidadores. Estar presentes en nuestra vida, ver el poder real de la acción, no el de las acciones extraordinarias (no habituales), sino lo que hacemos cada día. La conducta versa en lo que hacemos.
Tus decisiones son las que originan la acción, para ello entramos en lo que llamamos el plan de acción, es decir tomar unas decisiones a tu medida, en un tiempo realizables y bajo tus capacidades actuales. Nada exagerado ni difícil, más bien comprometido, como lo haríamos cuando quedamos con un amigo.
Más que cualquier otra cosa, son tus decisiones las que determinan tu destino. Una decisión puede llevarte a un estado de alegría o tristeza, de compañía o soledad, que puedas o no realizar tus sueños, de larga vida o muerte temprana. Cuantas más decisiones tomes, mejor aprenderás a tomarlas. Igual que los músculos se fortalecen al usarlos ocurre lo mismo con  la mente. Aquellas más acertadas te acercarán a tu propósito, las menos acertadas facilitarán un nuevo trazado, te aportarán experiencia. Aquí estamos en el patrón penelista del “ganar-ganar”.
Normalmente los resultados no son fruto de una sola decisión ni acción. Se producen por un conjunto de pequeñas decisiones, después de haber tomado la iniciativa, actuar, perseverar. Como se dice, tomarnos el pastel a porciones.
El coaching con acción te ayudará a aprender a tomar decisiones con rapidez para emprender acciones sencillas que atraerán lo que deseas. Luego, te potenciarán, creando confianza en ti mismo.
Unas últimas notas para favorecer el diseño del Plan, según indica Joan Palomeras.
“Una vez ya sabes lo que quieres, porqué lo quieres, los recursos de que dispones y los que tienes que buscar; seguidamente has confeccionado un inventario abierto de oportunidades y riesgos, lo decisivo son tus acciones para alcanzar esas oportunidades o substituir los riesgos con eficacia. Para orientar y corregir estas acciones necesitas que tu plan de acción sea lo más progresivo posible, paso a paso, con todos los detalles importantes. Cada seguimiento será un puente hacia un nuevo plan. Se ha comprobado que los planes que tienen más éxito, son aquellos que se inician por la meta final y se va retrocediendo hasta el presente. Empezando por las metas definitivas, retrocede paso a paso”.