“Cuando estaba jugando mejor, no estaba intentando controlar mis golpes
con auto instrucciones y evaluación. Veía la pelota claramente, escogía dónde
quería pegarla, y dejaba que ocurriera. Sorprendentemente, los golpes eran más
controlados cuando no intentaba controlarlos”.
Tim Gallwey
Texto extraído del libro “El juego interior del Tenis” de
Tim Gallwey, uno de los precursores del coaching.
Habla de nuestros 2 “yoes” el del consciente, lleno de
críticas, excusas, obligaciones, control, forcejeos; y el del inconsciente,
aquél que actúa en nuestros momentos placenteros, sin las “tinieblas” causadas por
emociones frustrantes como la rabia o el miedo. Cuando nos sentimos libres,
dejamos actuar al “yo bondadoso”, esa parte de nosotros que confía y fluye. Si suspendemos
los pensamientos y los alejamos de temor y duda y tan sólo nos dedicamos a ser
fieles a aquello que queremos conseguir, en ese preciso momento, sucede sin
apenas esfuerzo, como si alguien lo hubiera hecho posible. No son duendes, Son acciones
que, en otro momento has realizado, sin criticarte si lo hacías bien o mal,
rápido o lento, simplemente las has aprendido y ya forman parte de tu inconsciente.
Aquél que automatiza las acciones y te permite realizarlas sin apenas esfuerzo.
Seguro que más de una vez lo has experimentado. No me
refiero a lo que ya tenemos en nuestro conocimiento como, por ejemplo, las
acciones repetitivas de escribir en un teclado que ahora no necesitamos ir
buscando visualmente la posición de sus teclas; o el haber pasado de sobrarnos
intrumentos y faltarnos manos, al principio de nuestra andadura como
conductores, y ahora no esforzar al
consciente de cada una de nuestras acciones para llegar a un destino. Más bien nos
damos el permiso de mantener una charla con acompañantes o al móvil.
A lo que me refiero, en el intento de ir más allá, es a
esos momentos en los que tienes que realizar una tarea en la que no te ves suficientemente
capacitado, que no confías lo suficiente en ti. Que encargarías a otro que la
hiciera, en el pensamiento de que la haría mejor que tú, o tal vez, una tarea
que sueles hacer, pero que no hay manera que te salga en un momento dado,
sientes una impotencia como de parálisis, estás bloquead@. Ahí podrás observar
que está actuando ese “yo” lleno de normas y exigencias, esa parte
perfeccionista y crítica que no te permite avanzar.
El coaching, ese proceso acompañado de un especialista en
cambios, o el self-coaching en el que tú mismo te entrenas, te permiten elevar
la conciencia, de manera que, cada vez más pronto, puedes observar si vas hacia
lo que quieres o te peleas con eso mismo. Otros dicen “nadar en contra-corriente”,
como Stephen R. Covey cita en su libro “El
Octavo Hábito”. Hacemos mucho esfuerzo para no avanzar, pues nos estamos
resistiendo sin saberlo. Expertos, en labores marítimas, han aconsejado,
respecto de momentos de posible ahogo, que no nos resistamos, puesto que el
cuerpo tiende a flotar. En la tarea de resistirnos perdemos fuerza y nos
hundimos aún más. Esto no sólo sucede en ciertos ámbitos de nuestra vida, es sistémico
y se repite en todos.
Si no te conformas, si sientes que realmente te estás
esforzando y todo parece ir al revés o no avanzar, puede que sea ya tu momento,
el comienzo para darte permiso a cambiar.
Hola Ramón, muchas gracias por tu información. Justamente acabo de ver exactamente el mismo texto en un artículo de coaching de la web Equipos y Talento (http://www.equiposytalento.com/noticias/2011/11/24/como-desenmascarar-a-un-falso-coach), con la salvedad de que allí firma Rosauro :-)
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